jueves, 25 de junio de 2009

La crítica de cine en México



El año pasado Punto de lectura puso a la venta una reedición de El ojo y la navaja. Ensayos y críticas de cine, libro que se dio a conocer por primera vez en 1998. La obra recopila textos que Leonardo García publicó en distintos medios. El prólogo, a cargo de Emilio García Riera, lamentablemente expone argumentos ridículos, por decir lo menos, para exaltar la capacidad de García Tsao como crítico:

1. García Tsao tiene grandes ventajas como crítico de cine: conoce a la perfección el inglés y el castellano. "Así, Leonardo no pierde tiempo leyendo subtítulos, como uno, y entiende sutilezas de expresión y de acento que a uno le pasan de noche. Qué envidia, francamente". [Bajo ese argumento el crítico en cuestión estaría imposibilitado en reseñar películas francesas, italianas, rusas, en fin, cualquiera que no pertenezca a ninguno de los dos idiomas mencionados].

2. García Tsao no se ha contaminado con microbios ideológicos. Sus ideas "son las liberales y avanzadas de rigor: como toda persona decente e inteligente de nuestro tiempo, Leonardo está a favor de la democracia y contra el racismo, la hipocresía en lo sexual, la censura, el paternalismo autoritario, etcétera, etcétera". [¿Hay que comentar algo?].

3. "En mis tiempos, la crítica culta veía como inconveniente contar las tramas de las películas porque con ello se le quitaba terreno a la sacrosanta opinión. Uno era mucho más opinante que informante, pues a eso obligaban las modas ideológicas. [...] Al leer a Leonardo, sé de antemano que quedaré cabalmente informado de qué trata la película que critica, y eso es una gran virtud." [La importancia del crítico recae, precisamente, en el valor de su opinión. Si para el lector lo más importante es la información de la historia de la película, entonces no es necesario acudir al crítico de cine, sino a la sinópsis de la cinta. En Seis paseos por los bosques narrativos, Umberto Eco comenta que existen tres figuras para clasificar los niveles de un receptor de una obra narrativa: el lector, el lector modelo de primer grado y el de segundo grado. Mientras el primero sólo se interesa por conocer la historia que relata una película (en esta silueta caben los espectadores que por ningún motivo quieren conocer el final de la fábula, y cuyo interés por la forma cinematográfica es nula), el segundo realiza un pacto con el autor sobre los métodos del discurso que éste emplea para proyectar una historia (no pone en duda la existencia de fantasmas si se encuentra ante una película de terror, por ejemplo). Al tercero, por su parte, no sólo le importa la historia del filme y seguir las reglas del discurso, sino que también se involucra por conocer la manera en que éstas funcionan. Así, puede ver una película dos, tres, o las veces que sean necesarias, pues su placer no está ligado al conocimiento de la fábula, sino al modo en qué ésta se desarrolla. El crítico de cine, debería situarse en este nivel. En México, sin embargo, son pocos los casos que aspiran a observar los mecanismos formales que las películas emplean para contar una idea (cuando la hay). Por el contrario, en todo momento buscan describir la historia de los filmes].

4. "He dejado para lo último otra importante virtud de Leonardo: su sentido del humor". [A reír, que la crítica de cine también funciona como entretenimiento].