viernes, 22 de mayo de 2009

El protegido




Es normal sentir miedo, David, porque esta parte no será como un cómic.
La vida real no cabe en pequeños recuadros dibujados.

El 28 de diciembre de 1895 los hermanos Lumière realizaron, en París, la primera proyección cinematográfica. Dos meses después apareció en Nueva York el primer cómic. Estéticamente estás dos disciplinas poseen una estrecha similitud. ¿La razón? Ambas tienen como soporte formal recuadros donde se proyectan imágenes que, enlazadas por un hilo conductor no necesariamente argumental, conforman un relato. Aunque las diferencias entre ellas también son muchas, las proximidades artísticas de sus características intrínsecas son innegables. A lo largo de la historia del cine existen numerosos intentos por capturar fábulas contadas en los cómics. Sin embargo, pocas cintas lo han podido lograr con resultados destacados.

El protegido (Unbreakable) es una muestra de notable talento. La cinta de M. Night Shyamalan recupera recursos de ambos sistemas artísticos. Las tres secuencias iniciales donde aparece Elijah Price (Mr. Glass) –el villano de la historia que sufre una enfermedad que lo hace físicamente vulnerable a cualquier contacto físico, quebradizo como el vidrio– son proyectadas aprovechando el reflejo de materiales acristalados: la primera cuenta el pasaje donde Elijah nace. La cámara utiliza el espejo de la pared de la habitación para evitar lo cortes y crear un efecto dinámico. En ella se descubre la terrible enfermedad del niño. En la segunda se puede ver al personaje a través del destello de la pantalla del televisor. La representación escenifica su primer encuentro con una historieta. Por último, en la tercera, Shyamalan captura a un Elijah adulto –interpretado por Samuel L .Jackson– que platica con un comprador potencial de un dibujo de cómic. La silueta llega a los ojos del espectador como un reflejo del cristal que protege la pieza artística. Aunque el protagonismo del material se diluye en las siguientes secuencias, muchas de ellas lo muestran en un papel secundario para mantener la atmósfera de las primeras.



Por otra parte, las apariciones de David Dunn (Bruce Willis), el héroe, exhiben encuadres con alcances de una publicación gráfica. El efecto se acentúa cuando éste reconoce su inconmensurable fuerza física y realiza su primer acto intrépido. Los planos exhiben al personaje como una misteriosa figura cromática. El uso de claroscuros permite al autor enfatizar el efecto plástico. David sorprende al secuestrador de una familia y libera a los sobrevivientes. Desde el encuadre inicial de esa secuencia, los planos se proyectan en la pantalla como si se trataran de dibujos de un cómic. A partir de entonces, El protegido hace enfásis en mostrar las escenas con el aspecto del recuadro de un tebeo. Finalmente, existen otras características que Shyamalan toma en cuenta para entrelazar los formatos de las dos disciplinas, mientras se desarrolla la historia. Las conversaciones que tienen cabida en el filme son capturadas a través de tomas de dos o tres personas, evitando la utilización del campo y el contracampo, recurso que pocas veces es usado en las historietas. De esta manera, el director nacido en la India registra los encuentros como si se vieran reflejados en una publicación impresa. Igualmente, desde que David lleva a acabo su primer acción como héroe, el desplazamiento entre una secuencia y otra se realiza con sutiles desvanecimientos, lo que crea en el espectador la ilusión de agilizar el cambio de una página a otra.

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